Mis fichas no tienen premio


"La besé tan apasionadamente que ahora yo siento en mis labios los besos que va dando a otros"
Lo malo del sexo con amor es que es muy difícil de sustituir.
Todos hemos escuchado alguna vez eso de "siempre hay un roto para un descosido", el asunto del alma gemela, de la media naranja o, mas recientemente, el medio limón. Todos tenemos la esperanza de encontrar nuestro ideal en algún momento y lugar determinado, como por arte de magia, de forma espontánea y sin esfuerzo, pero, de la misma forma, todos somos impacientes y nos quemamos en deseos de que ocurra cuanto antes, por eso nos levantamos cada mañana, nos duchamos, nos perfumamos, nos vestimos, nos miramos entre diez y doce veces al espejo para confirmar que las prendas combinan con nuestro pelo y entre ellas, nos olisqueamos profundamente para asegurarnos de que la colonia esa tan cara que compramos la última vez que creímos que íbamos a follar no haya sido una estafa y, finalmente, salimos a la calle. Este es un procedimiento habitual, normal y razonable, si nuestra alma gemela está a la vuelta de la esquina, mejor ir bien arreglados ¿verdad?.
Yo también soy de esos. Soy la clase de hombre que arde en deseos de ver que le depara la vida, de esos pocos románticos soñadores que todavía espera toparse en la cola del supermercado una mirada furtiva que le invite a saludar y a lo que surja. Y también soy de esos impacientes que no soporta esperar y que para acortar los plazos hace lo posible por forzar esa mirada, desde cruzarse con ella en el pasillo de los lácteos, hasta derribar la montaña de yogures que con cuidado había colocado en el carrito o, incluso, señalarla con el dedo y gritar a viva voz "esa, esa es mi favorita".
Este es también el motivo de que mis fichas no tengan premio. Para que entendáis de que se trata os citaré una frase de Wayne Gretsky, un famoso jugador de hockey canadiense, que a mí y a más de uno ha inspirado, "fallarás el cien por cien de las cosas que no intentes". En mi vida he tenido algunos fracasos notables, he sido víctima del fracaso escolar, he perdido algunos dientes, me han derrotado incontables veces en infinidad de deportes, juegos y actividades y también, por qué no decirlo, me han roto el corazón un par de veces o tres, se podría decir que estoy abonado al fracaso. Pero, y ahora viene lo bueno, nunca en mi vida he dejado de intentarlo. Siempre que suspendí, recuperé, siempre que me derrotaron, volví y vencí, y siempre que me han negado un beso, me esperaba otro beso, y ese beso, amigos, siempre fue mejor que el anterior.
Allí donde veáis a ese muchacho extrovertido, cantarín, llamativo, descarado y buscón, no penséis "que mal educado", "que desagradable", fíjense en él y digan "vaya, lo está intentando", porque en intentarlo está la cuestión.
Y por cierto, ahora mismo lo estoy intentando, ¿dónde me espera mi próximo beso?, ¿será mi limón?.


Comentarios

  1. Creo que ya lo escribí antes,pero como me redirigieron a Gmail tengo que volver a escribirlo.Me encanta tu escrito y no porque sea tu madre,a Jose también le ha gustado.jijiji

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