¡Fútbol Total! Liga universitaria
Si hay algo que me moleste realmente de Santiago, ese algo es la lluvia. Extraña fobia de un vigués, cierto. Las últimas trombas dejaron entrever que la organización urbanística de la ciudad es más que deficiente, pero no se asusten, esto ocurre todos los años. Aunque no me crean, en Vigo llueve menos, lo que sucede es que en Vigo cuando llueve, llueve como dios manda, no nos andamos con las "mariconadas", permítanme el vulgarismo, que se toleran en la capital. Aquí, en la ciudad de piedra, chuviña, poalla, marmaña, chuvisca, orballa, marmuza, chove e pingotea, entre outras moitas formas; sen embargo, en Vigo a auga só a coñecemos cando cae a chuzos!
Si Santiago y las precipitaciones son términos que deben ir unidos, de la misma forma los chuvascos se pueden relacionar a la universidad. En este caso, me gustaría realizar unos breves apuntes de lo que significa este 'maravilloso' fenómeno meteorológico para las ligas universitarias. Analizo rápidamente fútbol-11 y fúbol sala que son los deportes en los que, con mi participacón, me he ganado el derecho a opinar.
Aunque aparentemente en ambos se trata de meter la pelotita en ese habitáculo rectangular, donde habitualmente reside el más gordito del equipo, en F-11 este evento sucede menos...y no penséis que la longitud del campo o las "defensas inexpugnables" tienen algo que ver. Baches, lagunas, ciénagas, agujeros de minas anti-persona...son algunos de los elementos contra los que se debe luchar, además del equipo contrario, que en ocasiones se une en la pugna contra las cosas antes mencionadas, conviertiéndose en amigo.
Parece surrealista, pero no lo es. No he visto terreno de juego en peor estado que el de la USC tras un aguacero. Ese fantastico campo de tierra roja, teñido con el color que en antaño desprendieron combatientes de arduas batallas, observa malicioso como jugadores malos y peores resbalan por su superficie arcillosa. En el medio, con las manos en los bolsillos y un chuvasquero con capucha que lo asemejan a Kenny de South Park, el juez de la contienda danzando en representación de "El lago de los cisnes", solo que, paradójicamente, en esta ocasión el ave pretende evitar las extensiones acuáticas.
Con todos estos ingredientes, os podéis imaginar el espectáculo, que tiene de todo menos de balompié. Más parecido a rugby que a fútbol, el balón vuela de un lado a otro hasta que un personaje con alma de atleta lo recoge de un charco para emprender una galopada por todo el campo... ¡ahí va! la pelota ha quedado estancada en medio de un pantano, ¿a ver quién es el valiente que va a buscarla?
Fíjense, el rompecabezas que supone el barrizal! He contemplado árbitros que observando como un jugador se lanzaba a una charca a por el balón, teniendo al rival más cercano a cinco metros, decidieron señalar tiro libre a favor de dicho jugador, ante las risas del resto de participantes que miraban con diversión al pobre chico calado hasta los huesos.
El fútbol sala mejor lo dejo para otra ocasión, recordar el magnífico fútbol de estos galácticos me ha provocado un escalofrío. Hoy la lluvia me arruinó el entrenamiento de tenis, pero me siento afortunado, mi intelecto cultural está in crescendo, porque en Compostela la lluvia es arte.
Si Santiago y las precipitaciones son términos que deben ir unidos, de la misma forma los chuvascos se pueden relacionar a la universidad. En este caso, me gustaría realizar unos breves apuntes de lo que significa este 'maravilloso' fenómeno meteorológico para las ligas universitarias. Analizo rápidamente fútbol-11 y fúbol sala que son los deportes en los que, con mi participacón, me he ganado el derecho a opinar.
Aunque aparentemente en ambos se trata de meter la pelotita en ese habitáculo rectangular, donde habitualmente reside el más gordito del equipo, en F-11 este evento sucede menos...y no penséis que la longitud del campo o las "defensas inexpugnables" tienen algo que ver. Baches, lagunas, ciénagas, agujeros de minas anti-persona...son algunos de los elementos contra los que se debe luchar, además del equipo contrario, que en ocasiones se une en la pugna contra las cosas antes mencionadas, conviertiéndose en amigo.
Parece surrealista, pero no lo es. No he visto terreno de juego en peor estado que el de la USC tras un aguacero. Ese fantastico campo de tierra roja, teñido con el color que en antaño desprendieron combatientes de arduas batallas, observa malicioso como jugadores malos y peores resbalan por su superficie arcillosa. En el medio, con las manos en los bolsillos y un chuvasquero con capucha que lo asemejan a Kenny de South Park, el juez de la contienda danzando en representación de "El lago de los cisnes", solo que, paradójicamente, en esta ocasión el ave pretende evitar las extensiones acuáticas.
Con todos estos ingredientes, os podéis imaginar el espectáculo, que tiene de todo menos de balompié. Más parecido a rugby que a fútbol, el balón vuela de un lado a otro hasta que un personaje con alma de atleta lo recoge de un charco para emprender una galopada por todo el campo... ¡ahí va! la pelota ha quedado estancada en medio de un pantano, ¿a ver quién es el valiente que va a buscarla?
Kenny, protagonista de South Park y de la Liga Universitaria |
Fíjense, el rompecabezas que supone el barrizal! He contemplado árbitros que observando como un jugador se lanzaba a una charca a por el balón, teniendo al rival más cercano a cinco metros, decidieron señalar tiro libre a favor de dicho jugador, ante las risas del resto de participantes que miraban con diversión al pobre chico calado hasta los huesos.
El fútbol sala mejor lo dejo para otra ocasión, recordar el magnífico fútbol de estos galácticos me ha provocado un escalofrío. Hoy la lluvia me arruinó el entrenamiento de tenis, pero me siento afortunado, mi intelecto cultural está in crescendo, porque en Compostela la lluvia es arte.
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