No hay razón como la del bastón



El 29 de mayo de 1985 era un día de celebración. El día en el que Juventus de Turín y Liverpool se jugaban el título de la Copa de Europa. Ellos tenían que ser los protagonistas, y no lo fueron.

El día 29 de mayo de 1985 es un día negro para el fútbol. El día en que 39 aficionados  murieron víctimas del fenómeno del hooliganismo. La UEFA, con mano de hierro, impuso una dura sanción al fútbol inglés, condenando los hechos no como un suceso aislado, dado que estos “aficionados” habían protagonizado episodios violentos en otras ocasiones, sobre todo cuando salían de las Islas Británicas para disputar competiciones europeas.

No fue suficiente. 4 años más tarde, en un partido de FA Cup y también con el Liverpool por medio, 96 personas murieron aplastadas contra las vallas a causa de una avalancha. Esta sí fue la gota que colmó el vaso y el Gobierno de Margaret Thatcher tomó cartas en el asunto con el fin de erradicar el hooliganismo que tanto daño estaba haciendo.

No podemos decir que estos hechos sean una pequeña mancha en la historia del fútbol inglés, porque de pequeña tiene muy poco. Sin embargo, este país hoy en día es un ejemplo de comportamiento y educación deportiva. Desde el primer aficionado al último jugador. Han sabido pasar página y convertir el fútbol, al igual que el rugby, en “un deporte de caballeros”.

En España, esto todavía no ha sido posible. En nuestro país la educación y el deporte no caminan de la misma mano. Hace un par de días murió una persona víctima de una enorme pelea entre animales. A pesar de todo lo que se ha escuchado durante estos días, que si dicha persona sabía donde se metía, si estas personas tienen lo que buscan… lo único seguro es que un suceso relacionado con el deporte se ha cobrado otra vida.

Menos apreciable pero igual de importante es el comportamiento de los jugadores. En esos pequeños detalles en los que solamente un niño podría fijarse. Porque, ¿cómo llegar a ser un gran jugador si no imitando a los mejores futbolistas?

Los clubs, las autoridades, el fútbol español y el Gobierno continuarán de brazos cruzados. Es cierto que no han sido 96 ni 38 personas inocentes, pero si el fútbol español no se transforma seguirá siendo lo que hasta ahora, “un deporte de caballeros jugado por villanos”.

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