De hombre a hombre
Vamos a hablar de hombre a hombre. Entre tu y yo, ¿de que sirve la vergüenza?
En este Blog en general y en esta entrada en particular solo vas a encontrar malos consejos para gente buena.
Emborráchate, emborráchate, cuando te emborrachas todo es mas divertido, todo se duplica, la risa, la vista, los amigos y los gorrones, aunque esto ultimo depende de cómo reacciones al alcohol, yo personalmente, soy un pesado cariñoso que se dedica a invitar por doquier y a quien quiera, siempre he preferido beber en compañía.
El encabezado de esta entrada trata sobre una inquietud que tengo desde hace años. Cuando yo era chiquito competía con mis colegas por ver Quién era el más sinvergüenza. Con los años hemos perdido esa costumbre, todos hemos madurado y hemos ganado "kilos" de vergüenza, aunque ciertamente, lo único que somos es menos caraduras.
La vergüenza, señores, es un inhibidor, un limitador, nos postra en la banqueta con los codos empinados en la barra del bar, cuando lo que tendríamos que hacer es agarrar nuestra copa, levantarnos y dirigirnos directamente hacia esa morena de vestido ajustado, tremendo escote y labios carnosos que acaba de entrar en el bar, o en su defecto a su amiga fea, o mas bien, "menos guapa", que seguro que también tiene mucho que contar, aunque dudo que la quieras para hablar, ¿me equivoco?. Si es así, deja de leer esta entrada y compra la última entrega de la revista Cosmopolitan, puede que aprendas algo acerca de ti mismo.
A los que sabéis de qué mierda estoy hablando y habéis notado por alguna extraña razón el terrible sentimiento de la vergüenza os voy a decir una cosa: LA VERGÜENZA NO EXISTE, es una quimera intelectual que se ha implantado en vuestros cerebros para evitar el "hiperhabit" de putos amos. Demasiados putos amos (fuckers, en inglés) exigiría un nivel de 'putoamismo' que no todos pueden alcanzar, de ahí que se hable de vergüenza hoy día.
Si ya sois putos amos, dejad de leerme e iros a tomar por culo, sois el enemigo, rivales a batir en la carrera por el 'Campeonato mundial del Putoamismo', algo que deberíais tomar como un piropo.
Si aun no sois putos amos, os quiero invitar a una copa. No en el sentido literal, la copa os la pagáis vosotros, yo solo os incito a beber.
Veréis, el alcohol es un estimulador de la consciencia, o de la inconsciencia si lo preferís. Todo aquello que no creeríais serenos, se vuelve realidad estando ebrios, porque embriagarse es dulce, si lo haces con vino, amargo, si lo haces con ginebra y tónica y escuece si lo haces con whisky, pero en la variedad está el gusto. Citaré una frase que ejemplifica lo que digo y lo entenderéis perfectamente:
"El alcohol desactiva toda inhibición...
Como le pasó a aquel ratoncito asustado que
se emborrachó y, con los bigotes temblando, dijo:
'¡Traedme ya a ese maldito gato!'".
Y con esta frase me despido de vosotros, de puto amo a putos amos.
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