Santiago-Vigo, Vigo-Santiago
La chaqueta reposada en el regazo, sentado en el tren rumbo a la capital. Así me hallo. Segunda vez que realizo este trayecto en la semana, ¡y aún me quedan! Realmente lo de viajar es lo que menos me preocupa, ir , volver; volver, ir; aunque a mi economía le asusta un poco más, sin embargo, con la beca del señor Wert concedida, todo se mira (o ve -los vigueses tenemos una seria dificultad con esta diferenciación-) de mejor manera. Los números hablan por sí solos, como en el fútbol.
Hacía ya tiempo que no escribía una entrada, cosa que intentaré realizar con mayor asiduidad desde ahora, y esta vez motivada por la saciedad con la que observo la asignatura de Comunicación Interpersonal. Alguien acaba de abrir un bocadillo envuelto en papel albal detrás de mí. Sinceramente, tengo un olfato muy bueno. Antes creía que mi vista también lo era, pero fue a peor. Sin embargo el olor por momentos se hace insoportable, repulsivo, a veces cuesta imaginar que se trate de algo comestible.
A lo que iba, en esta asignatura que me tiene martirizado, me ha tocado llevar la parte de organización de un blog (junto a cinco compañeros). Al principio era lo que quería, trabajar yo solo, sin molestias y además, el barbitas de Óscar me había dicho que haciendo esto "trabajabas poco". ¡Que barato es hablar por hablar!
Por si no fuese poco lo que hacemos, al menos ahora a principio de cuatrimestre, el señor docente nos dificulta bastante la labor, teniendo que hacer su trabajo NOSOTROS. Realmente no se si será un método de evaluación, pero si es así, espero poder ponerme yo la nota cuando hayamos terminado. Y bueno, como estaba con esto del blog, me acordé de que tenía uno personal. Y así fue. Sé que no es de gran interés pero necesitaba contárselo a alguien, aunque así casi sea como desahogarme conmigo mismo.
Y con este ritmo de vida, unas veces lento, otras no tanto, llegamos a febrero. Cabe destacar que superé Estadística, aunque si casi todo el mundo la aprobó, no sé el valor real que tiene haberlo hecho yo también, salvo para mi propia satisfacción.
Al lado de mi fantástico portátil sin letra "C", el vasito de café para llevar que con mucho amor me ha hecho mi madre (a la que hecho de menos cada día que paso en Santiago y uno de los más importantes motivos por los que me acerco a Vigo siempre que puedo -"papi, no te celes"-), sí, todo hipster yo con mi café para llevar. Relaxing cup, como dicen las mejores lenguas anglosajonas del país. ¿Qué sería de mi si en vez de Santiago hubiese elegido Alicante? Ese tema lo trataré mejor en otro post.
Próxima estación Vilagarcía de Arousa, dice la vocecilla femenina de Renfe, la que despierta de los mejores sueños cuando se me da por dormir (casi siempre). Mi facilidad por dormir en cualquier parte, algo heredado, y que llevo a las mil maravillas, será otro tema futuro. Es un placer, sin duda. Menos acompañado, de esa forma no duermo tan bien, aunque no estaría mal practicar este arte más a menudo.
Tren parado. Y el jueves nos disfrazamos. O eso espero. Es la mítica (como se dice ahora) de tener pensado disfrazarse y al final no hacerlo. Creo que iremos de vaqueros. Nane y yo digo. O de indios, yo al menos. O de nada, aunque esa es la última de las opciones este año. Es nuestro primer curso juntos y no se puede faltar a una tradición que empieza en el 2015 (tradición a la que se sumó lo de ver la Superbowl, más hipster, la primera vez que lo hacía en mi vida jejejejejeje).
Jesu falta, a lo de los disfraces, no porque él quiera, sino porque la vida así lo ha decidido, de la forma más delicada posible, ¡mucho ánimo en estos momentos en los que nada se puede hacer!
Pontecesures ya, os dejo!
Hacía ya tiempo que no escribía una entrada, cosa que intentaré realizar con mayor asiduidad desde ahora, y esta vez motivada por la saciedad con la que observo la asignatura de Comunicación Interpersonal. Alguien acaba de abrir un bocadillo envuelto en papel albal detrás de mí. Sinceramente, tengo un olfato muy bueno. Antes creía que mi vista también lo era, pero fue a peor. Sin embargo el olor por momentos se hace insoportable, repulsivo, a veces cuesta imaginar que se trate de algo comestible.
A lo que iba, en esta asignatura que me tiene martirizado, me ha tocado llevar la parte de organización de un blog (junto a cinco compañeros). Al principio era lo que quería, trabajar yo solo, sin molestias y además, el barbitas de Óscar me había dicho que haciendo esto "trabajabas poco". ¡Que barato es hablar por hablar!
Por si no fuese poco lo que hacemos, al menos ahora a principio de cuatrimestre, el señor docente nos dificulta bastante la labor, teniendo que hacer su trabajo NOSOTROS. Realmente no se si será un método de evaluación, pero si es así, espero poder ponerme yo la nota cuando hayamos terminado. Y bueno, como estaba con esto del blog, me acordé de que tenía uno personal. Y así fue. Sé que no es de gran interés pero necesitaba contárselo a alguien, aunque así casi sea como desahogarme conmigo mismo.
Y con este ritmo de vida, unas veces lento, otras no tanto, llegamos a febrero. Cabe destacar que superé Estadística, aunque si casi todo el mundo la aprobó, no sé el valor real que tiene haberlo hecho yo también, salvo para mi propia satisfacción.
Al lado de mi fantástico portátil sin letra "C", el vasito de café para llevar que con mucho amor me ha hecho mi madre (a la que hecho de menos cada día que paso en Santiago y uno de los más importantes motivos por los que me acerco a Vigo siempre que puedo -"papi, no te celes"-), sí, todo hipster yo con mi café para llevar. Relaxing cup, como dicen las mejores lenguas anglosajonas del país. ¿Qué sería de mi si en vez de Santiago hubiese elegido Alicante? Ese tema lo trataré mejor en otro post.
Próxima estación Vilagarcía de Arousa, dice la vocecilla femenina de Renfe, la que despierta de los mejores sueños cuando se me da por dormir (casi siempre). Mi facilidad por dormir en cualquier parte, algo heredado, y que llevo a las mil maravillas, será otro tema futuro. Es un placer, sin duda. Menos acompañado, de esa forma no duermo tan bien, aunque no estaría mal practicar este arte más a menudo.
Tren parado. Y el jueves nos disfrazamos. O eso espero. Es la mítica (como se dice ahora) de tener pensado disfrazarse y al final no hacerlo. Creo que iremos de vaqueros. Nane y yo digo. O de indios, yo al menos. O de nada, aunque esa es la última de las opciones este año. Es nuestro primer curso juntos y no se puede faltar a una tradición que empieza en el 2015 (tradición a la que se sumó lo de ver la Superbowl, más hipster, la primera vez que lo hacía en mi vida jejejejejeje).
Jesu falta, a lo de los disfraces, no porque él quiera, sino porque la vida así lo ha decidido, de la forma más delicada posible, ¡mucho ánimo en estos momentos en los que nada se puede hacer!
Pontecesures ya, os dejo!
Que bien aprovechas el trayecto en tren. Sigue haciéndolo así de bien. Un beso primo.
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